Aunque no fue hasta el año 1972 cuando se consideró la inclusión de los animales en el tratamiento de pacientes con enfermedades mentales.
William Tuke, desempeñaba sus funciones como médico en el Retiro de York, en Inglaterra, fundado en el año 1792 por la “Society of Friends”. Este médico consideraba que los tratamientos de las personas con patologías mentales no debían basarse en castigos o azotes (como lo establecía el modelo de atención a estos pacientes), sino que debería comprender un tratamiento “más humano”. Tuke observó cómo la dependencia de un animal pequeño hacia uno de sus pacientes propiciaba el autocontrol. Fue entonces que notó que la interacción entre seres humanos y animales producía efectos positivos en la vida de los primeros.
Así, Tuke comenzó a incluir animales de granja básicamente, como gallinas y conejos en los tratamientos de sus pacientes; de esta manera revolucionó el modelo de atención a las personas con patologías mentales sostenido en aquella época, y lo humanizó a través de una naciente Terapia Asistida por Animales.
La contribución de los animales para la calidad de vida de los seres humanos ha sido registrada de manera formal e informal a lo largo de la historia, es decir, el hombre se ha relacionado de una forma especial con los animales desde tiempos remotos, no obstante es en épocas recientes cuando se descubre los beneficios que esta relación implica en el bienestar de las personas y su salud.
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